Pero, ¿cómo puedo asumir todos sus problemas, cargas y discusiones yo solo?
Una vez hablaste en una visión a tu siervo fiel y dijiste: “Le he dado fuerza al guerrero que he escogido de entre el pueblo para convertirlo en rey.
Tú y los que vienen a ti se van a agotar, porque la carga de trabajo es demasiado pesada. No pueden manejarlo solos.
Para los que mueren, es el aroma de la descomposición, pero para los que son salvos, es el aroma de la vida. ¿Pero de quién depende esta tarea?
No porque consideremos que nosotros mismos podemos hacerlo, sino que Dios nos da este poder.
Que el Señor, el Dios de sus antepasados, los multiplique mil veces y los bendiga como lo ha prometido.
Deben elegir entre ustedes hombres sabios, experimentados y con buen juicio de cada una de sus tribus, y yo los pondré a cargo como sus líderes”.
Fue entonces cuando le dije: “No puedo hacerme responsable de todo el pueblo yo solo.