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Referencias Cruzadas
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Daniel 3:29

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En consecuencia, estoy emitiendo un decreto para que si alguien de cualquier nación o lengua habla irrespetuosamente del Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, sea despedazado y sus casas sean destruidas. No hay otro Dios que pueda salvar así”.

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17 Referencias Cruzadas  

Destrozaron el pilar sagrado de Baal, derribaron el templo de Baal y lo convirtieron en un retrete, lo que sigue siendo hasta hoy.

Además, declaro que si alguien interfiere con este decreto, se arrancará una viga de su casa y se clavará en el suelo, y él será empalado en ella. Su propia casa se convertirá en un montón de escombros por desobedecer este decreto.

La salvación te pertenece, Señor. Sé una bendición sobre tu pueblo. Selah.

Incluso la ira humana contra ti te hace brillar, porque la usas como corona.

El rey habló con ellos y ninguno pudo compararse con Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Así que entraron al servicio del rey.

El jefe de los eunucos les dio nuevos nombres: A Daniel lo llamó Beltsasar, a Ananías lo llamó Sadrac, a Misael lo llamó Mesac y a Azarías lo llamó Abednego.

Luego Daniel se fue a su casa y se lo contó a Ananías, Misael y Azarías.

El rey dijo a Daniel: “En verdad, tu Dios es el Dios de los dioses, el Señor de los reyes, el revelador de los misterios, pues has podido revelar este misterio”.

A petición de Daniel, el rey puso a Sadrac, Mesac y Abednego a cargo de la provincia de Babilonia, y Daniel permaneció en la corte del rey.

“No puedo recordarlo”, el rey dijo a los astrólogos. “¡Si no me revelan el sueño y su significado, serán cortados en pedazos y sus casas serán totalmente destruidas!

Pero hay algunos judíos que pusiste a cargo de la provincia de Babilonia -Sadrac, Mesac y Abednego- que no hacen caso del decreto de tu majestad. No sirven a tus dioses y no adoran la estatua de oro que pusiste”.

“¿Están dispuestos ahora a postrarse y adorar la estatua que hice cuando oigan el sonido de los instrumentos musicales? Si no lo haces, serás arrojado inmediatamente al horno de fuego ardiente, ¡y no hay dios que pueda salvarte de mi poder!”

“Si nuestro Dios, a quien servimos, así lo desea, él es capaz de rescatarnos del horno de fuego ardiente. Él nos salvará de su poder, Su Majestad.

Entonces Nabucodonosor dijo: “¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego! Él envió a su ángel y rescató a sus siervos que confiaban en él. Ellos desobedecieron mi mandato real, arriesgando sus vidas, y se negaron a adorar a otros dioses que no fueran su Dios.

Daniel experimentó un buen éxito durante los reinados de Darío y Ciro el Persa.

La roca en la que confían no es como nuestra Roca, como incluso nuestros enemigos admiten.




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