Dios dio a estos cuatro jóvenes la capacidad de aprender y entender en todas las áreas de la literatura y el conocimiento, mientras que a Daniel también le dio el don de interpretar toda clase de visiones y sueños.
El rey también les proporcionaba una ración diaria del mismo tipo de comida rica y vino que le servían a él. Al final de sus tres años de educación entrarían al servicio del rey.