Cuando abrió el segundo sello, escuché a la segunda criatura decir: “¡Ven!”
Entonces ellos fueron y aseguraron la tumba, sellando la entrada con una piedra y colocando soldados como guardas de ella.
La primera criatura parecía un león, la segunda parecía un novillo, la tercera tenía rostro humano, y la cuarta parecía como un águila que volaba.
Y miré cuando el Cordero rompió el primero de los siete sellos. Escuché que una de las cuatro criaturas vivientes gritó con voz estruendosa: “¡Ven!”
Cuando abrió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo como por media hora.