Y marchaban sobre la tierra con un frente amplio y rodearon el campo donde estaban los creyentes, la ciudad amada. Pero cayó fuego del cielo y los quemó.
Por la mañana, cuando el siervo del hombre de Dios se levantó, salió y vio que un ejército con caballos y carros había rodeado la ciudad. “Señor mío, ¿qué vamos a hacer?” , le preguntó a Eliseo.
El lugar de incineración ha sido preparado hace mucho tiempo, listo para el rey. Su pira fúnebre es profunda y ancha, y tiene mucho fuego y leña. El soplo del Señor le prende fugo, como un torrente de azufre ardiente.
Entonces el ángel del Señor fue al campamento asirio y mató a 185.000 de ellos. Cuando los supervivientes se despertaron por la mañana, estaban rodeados de cadáveres.
Atacarás a mi pueblo Israel como una nube que cubre la tierra. Gog, en los últimos días te enviaré a atacar mi tierra, para que las naciones me reconozcan como santo cuando me revele ante ellas por lo que hago a través de ti.
Lo castigaré con enfermedades y derramamiento de sangre. Enviaré tormentas de lluvia, granizo, fuego y azufre sobre él y su ejército, y sobre los ejércitos de sus numerosos aliados.
No pasó mucho tiempo antes de que la gente empezara a quejarse de lo mucho que estaban sufriendo. Cuando el Señor escuchó lo que decían, se enfadó. El fuego del Señor los quemó, destruyendo algunos que iban por los extremos del campamento.
El Señor tu Dios está presente contigo en tu campamento para mantenerte a salvo y para derrotar a tus enemigos. Tu campamento debe mantenerse sagrado, porque si ve algo impuro entre ustedes, los abandonaré.