Entonces el primer ángel fue y derramó su copa sobre la tierra, y comenzaron a salir terribles y dolorosas llagas en las personas que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen.
Lo que ocurrirá es que en lugar de oler a perfume, apestará. En lugar de llevar un fajín, estará atada con una cuerda. En lugar de llevar el cabello peinado, se quedará calva. En lugar de ropas finas, vestirá un saco. En lugar de lucir bella, será avergonzada.
El Señor te guardará de toda enfermedad. No te dejará tener ninguna de las terribles enfermedades que viste en Egipto, pero dejará que todos los que te odian las padezcan.
E impuso la misma autoridad que la bestia, en su nombre, e hizo que la tierra y los que viven en ella adoraran a la primera bestia, cuya herida mortal había sanado.
Entonces escuché una gran voz que venía desde el Templo, y que decía a los siete ángeles: “Vayan y derramen las siete copas del juicio de Dios sobre la tierra”.
Y el primer ángel hizo sonar su trompeta. Y llovía fuego y granizo mezclado con sangre sobre la tierra. Una tercera parte de la tierra se quemó, y una tercera parte de los árboles se quemó también.
Pero una vez que trasladaron el Arca a Gat, el Señor también actuó contra esa ciudad, sumiéndola en una gran confusión y atacando a la gente de la ciudad, jóvenes y ancianos, con una plaga de hinchazones.