Y el humo de su angustia asciende por siempre y para siempre. Los que adoran a la bestia y reciben la marca de su nombre no tienen descanso ni de día ni de noche”.
Entonces el primer ángel fue y derramó su copa sobre la tierra, y comenzaron a salir terribles y dolorosas llagas en las personas que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen.