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Referencias Cruzadas
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Apocalipsis 12:1

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Luego, apareció una señal asombrosa en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas en su cabeza.

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35 Referencias Cruzadas  

Pero cuando los embajadores de los gobernantes de Babilonia se acercaron a él para preguntar por la señal milagrosa que había sucedido en el país, Dios lo dejó para que lo pusiera a prueba, para conocer el verdadero pensamiento de Ezequías.

Usas la luz como vestidura; tú extiendes el tejido de los cielos.

Porque el Señor nuestros es nuestro sol y nuestro escudo, y nos da gracia y honor. El señor no retira nada bueno de aquellos que viven con rectitud.

¿Quién es esta que es como el amanecer que brilla desde arriba, hermosa como la luna, brillante como el sol resplandeciente? ¡Te ves deslumbrante!

¡Yo celebraré felizmente en el Señor! Todo mi ser gritará alabanzas a mi Dios. Porque me ha vestido con ropas de salvación, y me ha envuelto en un manto de bondad. Soy como un novio vestido para la boda, como una novia que lleva sus joyas.

Serás una corona de belleza en la mano del Señor; un tocado real en la mano de tu Dios.

Ese día el Señor su Dios los salvará—su pueblo que son su rebaño—porque ellos resplandecen como joyas de una corona en su tierra.

Pero para los que tienen reverencia por mi, el sol de la salvación de Dios brillará con curación en sus alas, y serán liberados, saltando como terneros que han sido liberados de sus establos.

Entonces algunos de los maestros religiosos y Fariseos que estaban allí le dijeron: “Maestro, queremos que nos muestres una señal milagrosa”.

Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, y todos los pueblos de la tierra se lamentarán. Verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.

las estrellas caerán del cielo, y los poderes en los cielos serán conmovidos’.

“Habrá grandes terremotos, hambres, y enfermedades contagiosas en muchos lugares, y muchas señales extraordinarias aparecerán en el cielo, y serán aterrorizadoras.

“Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas, y sobre la tierra las naciones estarán en aflicción, confundidas por el mar rugiente y las mareas.

¡El novio es quien se casa con la novia! El padrino espera y escucha al novio, y se alegra cuando escucha la voz de alegría del novio, así que ahora mi felicidad está completa.

Y haré maravillas arriba en los cielos y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y nubes de humo.

Por el contrario, vístanse del Señor Jesucristo y olvídense de seguir sus deseos pecaminosos.

Este carácter recto de Dios viene a todo aquél que cree en Jesucristo, aquellos que ponen su confianza en él. No importa quienes seamos:

Sufro de una agonía por el celo divino que siento por ustedes, pues les prometí un solo esposo—Cristo—a fin de presentarlos a ustedes como una mujer virgen y pura para él.

Todos los que de ustedes fueron bautizados en Cristo se han vestido de Cristo.

Pero la Jerusalén celestial es libre. Ella es nuestra madre.

Ojalá yo nunca me jacte de nada, excepto en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Por medio de esta cruz, el mundo ha sido crucificado para mí, y yo he sido crucificado en lo que tiene que ver con el mundo.

Esta es una verdad profunda oculta, pero hablo de Cristo y de la iglesia.

Este es el significado de las siete estrellas que viste en mi mano derecha, y los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.

Entonces se abrió el Templo de Dios en el cielo, y el arca del pacto se podía ver dentro de su Templo. Y hubo rayos y relámpagos, truenos, un terremoto y una granizada.

Y apareció otra señal en el cielo: un enorme dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos, y siete coronas sobre sus cabezas.

Entonces vi en el cielo otra señal asombrosa y de gran importancia: Siete ángeles sostenían las últimas siete plagas que completan el juicio de Dios.

El muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y sobre ellos estaban inscritos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

La ciudad no necesita del sol o de la luna que brillen allí porque la gloria de Dios da la luz, pues el Cordero es su lámpara.




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