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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 11:19

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Entonces se abrió el Templo de Dios en el cielo, y el arca del pacto se podía ver dentro de su Templo. Y hubo rayos y relámpagos, truenos, un terremoto y una granizada.

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33 Referencias Cruzadas  

Cayó del cielo una gran tormenta de granizo sobre la gente, y cada piedra pesaba cien libras. Y la gente maldecía a Dios porque la plaga del granizo era terrible en gran manera.

Lo castigaré con enfermedades y derramamiento de sangre. Enviaré tormentas de lluvia, granizo, fuego y azufre sobre él y su ejército, y sobre los ejércitos de sus numerosos aliados.

Desde el trono salían relámpagos y se escuchaban truenos. Frente al trono iluminaban siete antorchas, que son los siete Espíritus de Dios.

Entonces el ángel tomó el incensario y lo llenó con fuego del altar, y lo lanzó sobre la tierra; y se oyó el sonido de un trueno, con rayos y relámpagos, y un gran terremoto.

El Señor gritará para que todos lo oigan, y revelará su gran poder. Golpeará con su cólera y furia, con un fuego consumidor y con lluvia torrencial, tormenta y granizo.

Y vi que el cielo se abrió. Y había allí un caballo blanco. El que lo cabalgaba se llamaba Fiel y Verdadero. Él es justo en su juicio, y es recto al hacer la guerra.

Entonces el segundo ángel hizo sonar su trompeta, y desde el cielo se oyeron voces gritando, y decían “El reino del mundo se han convertido en el reino de nuestro Señor, y de Cristo, y él reinará por siempre y para siempre”.

Se fueron de la montaña del Señor para hacer un viaje de tres días, y El Arca del Pacto del Señor les mostró el camino durante estos tres días para encontrar un lugar para acampar.

“Una vez que Aarón y sus hijos hayan terminado de cubrir estas cosas sagradas y todo el equipo relacionado con ellas, cuando el campamento esté listo para moverse, los sacerdotes de la familia Coat vendrán y las llevarán. Pero tienen prohibido tocar cualquier cosa sagrada, de lo contrario morirán. Estas son sus responsabilidades a la hora de trasladar el Tabernáculo de Reunión.

Cada vez que muevan el campamento, Aarón y sus hijos entrarán, quitarán el velo y lo colocarán sobre el Arca del Testimonio.

Entonces hubo relámpagos y truenos, y un gran terremoto sacudió la tierra. Y fue el peor terremoto que hubiera existido desde que hubo habitantes en la tierra.

Y al mismo tiempo hubo un gran terremoto, y una décima parte de la ciudad colapsó. Siete mil personas murieron en ese terremoto, y el resto de la gente estaba llena de horror, y daba gloria al Dios del cielo.

Y el primer ángel hizo sonar su trompeta. Y llovía fuego y granizo mezclado con sangre sobre la tierra. Una tercera parte de la tierra se quemó, y una tercera parte de los árboles se quemó también.

Aunque el granizo puede destruir un bosque y una ciudad puede ser demolida,

¡Cuidado, porque el Señor tiene a uno que es fuerte y poderoso! Lo va a derribar como una tormenta de granizo y un tornado, como una lluvia torrencial y una inundación abrumadora.

Así que díganle a esa gente que está encalando el muro que tal muro se va a derrumbar. La lluvia caerá a cántaros. Enviaré piedras de granizo para que caigan sobre él. Una tormenta de viento soplará con fuerza contra él.

Hizo llover granizo sobre ellos, y relámpagos sobre todo el país.

Granizos y brasas de fuego salieron volando de su gloria y resplandor, pasando a través de nubes gruesas.

Mientras huían de los israelitas por la ladera de Bet Jorón, el Señor les arrojó grandes piedras de granizo desde el cielo hasta Azeca. Fueron más los muertos por las piedras de granizo que los muertos por las espadas de los israelitas.

el Señor Todopoderoso llegará con truenos, terremotos y tremendos ruidos, con torbellinos, tormentas y llamas de fuego que lo abrasarán todo.

“Esto es lo que dice el Señor: En mi furia voy a enviar una tormenta de viento, lluvia torrencial y piedras de granizo para destruir el muro.

Después de esto vi una puerta que se había abierto en el cielo. Y la voz que yo había escuchado antes, la que sonaba como una trompeta, me dijo: “Sube aquí, y te mostraré lo que ocurrirá después”.

Por eso ellos pueden estar en pie frente al trono de Dios, y le sirven día y noche en su Templo. Aquél que está sentado en el trono los protegerá con su presencia.

Luego, apareció una señal asombrosa en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas en su cabeza.

Entonces escuché una gran voz que venía desde el Templo, y que decía a los siete ángeles: “Vayan y derramen las siete copas del juicio de Dios sobre la tierra”.




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