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Referencias Cruzadas
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Amós 6:8

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El Señor ha jurado he Lord por su propia vida, y esto es lo que ha declarado: Detesto la arrogancia de Jacob y su castillo. Entregaré a su enemigo su ciudad y todo lo que hay en ella.

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28 Referencias Cruzadas  

“Te juro por mí mismo, dice el Señor, que por lo que has hecho y por no haberte negado a darme a tu hijo, a tu único hijo,

Por eso el Señor se airó con su pueblo, odió a aquellos que le pertenecían.

Él escogió la tierra prometida para nosotros; la orgullosa posesión de los descendientes de Jacob a quienes ama. Selah.

Si estuviera hambriento, no te lo diría, porque la tierra y todo lo que hay en ella es mío.

Cuando Dios escuchó que adoraban a otros dioses se enfureció y rechazó por completo a Israel.

Honrar al Señor significa aborrecer el mal. Por ello aborrezco el orgullo y la arrogancia, la conducta malvada y el decir mentiras.

La tragedia llega a la ciudad de Samaria, la coronación de los borrachos de Efraín, a la flor marchita de maravillosa belleza, asentada sobre un valle fértil, y amada por los martillados por el vino.

Se han convertido en un león salvaje que ruge contra mí; por eso los odio.

Se dice a sí mismo: “Voy a construirme un gran palacio, con grandes habitaciones superiores”. Hace colocar ventanas, pone paneles de cedro y lo pinta de rojo brillante con bermellón.

Pero si te niegas a obedecer lo que digo, entonces juro por mí, declara el Señor, que este palacio será convertido en escombros.

“Pero aun así, escuchen lo que dice el Señor, todo el pueblo de Judá que vive aquí en Egipto: Les garantizo por todo lo que soy, dice el Señor, que ninguno de ustedes que vive en Egipto usará jamás mi nombre ni jurará: ‘Vive el Señor Dios’.

Me hice la solemne promesa, declara el Señor, de que la ciudad de Bosra se convertirá en un lugar que horrorice a la gente, en una completa humillación, en un montón de ruinas y en un nombre que se use como palabra de maldición. Todos sus pueblos circundantes también quedarán en ruinas para siempre.

El Señor Todopoderoso juró con su propia vida, diciendo: Me aseguraré de llenarte de tantos soldados enemigos que serán como langostas. Gritarán al celebrar su victoria sobre ti.

El Señor se ha vuelto como un enemigo, destruyendo por completo a Israel y sus palacios, demoliendo sus fortalezas, haciendo que la Hija de Judá llore y se lamente cada vez más.

Dile al pueblo de Israel que esto es lo que dice el Señor Dios: Estoy a punto de hacer impuro mi santuario, ese lugar del que estás tan orgulloso y que crees que te da poder, el lugar que tanto amas, el lugar que te hace feliz. Tus hijos e hijas que dejaste atrás serán muertos por la espada.

Habrá guerra en sus ciudades que porndrá fin a su jactancia y destruirá sus planes.

Vendré a vivir contigo, no te rechazaré.

Destruiré sus lugares altos de adoración, destrozaré sus altares de incienso, y apilaré sus cadáveres sobre lo que queda de sus ídolos, que tampoco tienen vida alguna. Los despreciaré de verdad.

Ellos no saben hacer lo recto, declara el Señor. Han guardado en sus castillos lo que han arrebatado con violencia y lo que han robado.

Por eso, dice el Señor, un enemigo te rodeará, quebrantará tus baluartes, y saqueará tus castillos.

El Señor Dios ha Jurado por su santidad: ¡Tengan cuidado! Porque vendrá el tiempo en el que las sacarán con anzuelos; cada uno de ustedes será como un pez enganchado a un anzuelo.

Aborrezco y desprecio tus festivales, y no me deleito en tus reuniones religiosas.

Ese día las canciones del Templo se convertirán en lamentos tristes. Habrá cuerpos tirados por todos lados. ¡Hagan silencio!” dice el Señor.

El Señor Dios, de quien se enorgullecen los descendientes de Jacob, ha hecho un juramento: No olvidaré el mal que han hecho.

En un mes despedí a tres pastores. Mi paciencia con ellos se agotó, y ellos también me odiaron.

El Señor los rechazó cuando vio esto; sus hijos e hijas lo enojaron.




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