Entonces Joás, hijo de Joacaz, recuperó de Ben-hadad, hijo de Jazael, las ciudades que Jazael había capturado de su padre Joacaz. Joás derrotó a Ben-hadad tres veces, y así recuperó las ciudades israelitas.
Restituyó la frontera de Israel a donde estaba, desde Lebó-Jamat hasta el Mar de la Arabá, como el Señor, el Dios de Israel, había dicho por medio de su siervo Jonás, hijo de Amitai, el profeta, que venía de Gat-Jefer.
¡Jóvenes, disfruten de su juventud! ¡Sean felices con lo que es bueno! Mientras sean jóvenes, dejen que su mente guíe su vida, y hagan lo que mejor les parezca. Pero recuerden que Dios los juzgará por todos sus pensamientos y acciones.
Fue durante el reinado de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, cuando Rezín, rey de Aram, marchó para atacar Jerusalén. Pecaj, hijo de Remalías, rey de Israel, se unió al ataque, pero no pudieron conquistar la ciudad.
Dile que se calme y se calle. No tengas miedo ni te asustes por un par de trozos de leña que arden, por la ira ardiente de Rezín y Aram, y del hijo de Remalías.
Aunque por ahora ustedes los babilonios celebran y cantan triunfalmente mientras saquean a mi pueblo especial, aunque por ahora saltan como una vaca joven y juguetona que pisa el grano, y relinchan como sementales,
Esto es lo que dice el Señor: El sabio no debe jactarse de su sabiduría. El fuerte no debe presumir de su fuerza. El rico no debe presumir de sus riquezas.
Dile que esto es lo que dice el Señor Dios: “Cuidado, porque te voy a condenar, Faraón rey de Egipto, gran monstruo que yace en tus ríos, que dice: ‘El Nilo me pertenece; yo mismo lo hice’.
“Así que, Majestad, hazme caso. Deja de pecar y haz lo que es correcto. Acaba con tus iniquidades y sé misericordioso con los oprimidos. Tal vez entonces las cosas sigan yendo bien para ti”.
Él dijo: “¡Yo fui quien construyó esta gran ciudad de Babilonia! Por mi propio gran poder la construí como mi residencia real para mi majestuosa gloria!”
El Señor Dios hizo que creciera una planta para que le brindara sombra a Jonás sobre su cabeza, y así aliviar su molestia. Jonás estaba muy contento con la planta.
Ese día no serás avergonzado por lo que hiciste al rebelarte contra mi, porque yo quitaré de entre tu pueblo a los orgullosos y jactanciosos. Nunca más mostrarás orgullo en mi monte santo.
Les digo la verdad, y es que ustedes van a llorar y lamentarse, pero el mundo se alegrará. Ustedes estarán afligidos, pero su aflicción se convertirá en alegría.
Los habitantes de la tierra están contentos por su muerte, y celebran, enviándose regalos unos a otros, porque estos dos profetas eran tormento para ellos.
En la época de la cosecha salieron al campo, recogieron las uvas de sus viñedos y las pisaron. Lo celebraron haciendo una fiesta en el templo de su dios, donde comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec.