El Señor golpeará a Israel como una caña sacudida por el agua. Arrancará a Israel de raíz de esta buena tierra que les dio a sus antepasados y los dispersará más allá del Éufrates, porque han hecho postes de Asera paganos, haciendo enojar al Señor.
Durante el reinado de Peca, rey de Israel, Tiglat-Pileser, rey de Asiria, invadió y capturó Iyón, Abel-Bet-Macá, Janoa, Cedes, Jazor, Galaad, Galilea y toda la tierra de Neftalí, y llevó al pueblo a Asiria como prisioneros.
así que el Señor terminó por expulsarlos de su presencia, tal como había dicho que lo haría a través de todos sus siervos, los profetas. Así que los israelitas fueron deportados de su tierra y llevados a Asiria, donde se encuentran hasta hoy.
En el noveno año del reinado de Oseas, el rey de Asiria capturó Samaria y deportó a los israelitas a Asiria. Los asentó en Jalaj, en Gozán, sobre el río Jabor, y en las ciudades de los medos.
Entonces Jeremías le dijo a Sedequías: “Esto es lo que dice el Señor Dios Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘Si te entregas a los oficiales del rey de Babilonia, entonces vivirás. Jerusalén no será incendiada, y tú y tu familia sobrevivirán.
Él fue quien hizo las montañas, quien creó el viento, quien reveló sus pensamientos a la humanidad, quien convirtió el sol en oscuridad, quien camina en los lugares altos de la tierra. ¡El Señor, Dios de poder es su nombre!
¡Grande es el desastre vendrá sobre ustedes que han vivido una vida cómoda en Sión, y que se sienten seguros viviendo en el Monte de Samaria! ¡Ustedes, que son los más famosos de todo Israel y a quien todos acuden pidiendo ayuda!
No, ustedes se llevaron el tabernáculo del dios Moloc y la imagen de la estrella del dios Refán, imágenes que ustedes hicieron para adorarlas. Por lo tanto yo los enviaré a exilio hasta más allá de Babilonia’.