Que el Señor le otorgue su bendición en el Día del Juicio. (Timoteo, tu eres muy consciente de cuántas cosas Onesíforo hizo por mi cuando estuve en Éfeso).
Entonces clamó al Señor, diciendo: “Señor, Dios mío, ¿por qué has permitido que le suceda esto a esta viuda que me ha abierto su casa, esta terrible tragedia de hacer morir a su hijo?”
pero cualquiera sea el material usado para construir, saldrá a la luz. Porque en el Día del Juicio, el fuego lo revelará y lo probará. La obra de cada uno será mostrada tal como es.
Pues lo que nos da esperanza, lo que nos da felicidad, lo que nos hace sentir realmente orgullosos al estar en presencia de nuestro Señor Jesucristo cuando regrese, es tenerlos a ustedes allí también.
Cuando iba de camino a Macedonia, te pedí que te quedaras en Éfeso, para que pudieras hablar con los que enseñan falsas ideas y les insistieras en que dejaran de hacerlo.
Esa también es una razón por la cual sufro todas estas cosas, pero no me avergüenzo, porque sé en quién he confiado. Estoy seguro de que él puede cuidar de lo que le he confiado hasta el Día de su regreso.
Ahora tengo un premio reservado, la corona de la vida, conforme a lo que es justo. El Señor, (que es el juez que siempre hace justicia), me dará ese premio ese Día. Y no solo a mí, sino a todos los que anhelan su venida.
Dios no hubiera sido injusto como para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que le han demostrado mediante el cuidado que han brindado a los hermanos creyentes, lo cual es algo que todavía siguen haciendo.
“Escribe esto al ángel de la iglesia de Éfeso: Esto es lo que dice el que sostiene las siete estrellas en su mano derecha, el que camina en medio de los siete candelabros de oro: