Cuando Jehú llegó a Samaria, fue matando a todos los que quedaban de la familia de Acab hasta que los mató a todos, tal como el Señor había dicho por medio de Elías.
Extenderé sobre Jerusalén el cordel de medir usado contra Samaria y la plomada usada contra la casa de Acab, y limpiaré a Jerusalén como se limpia un cuenco, limpiándolo y dándole la vuelta.
El Señor va a reivindicar a su pueblo; será misericordioso con sus siervos cuando vea que no les quedan fuerzas y que todos se han ido, ya sean esclavos o libres.