Así que Jehoram se dirigió a Zair con todos sus carros. Los edomitas lo rodearon a él y a sus comandantes de carros, pero él actuó y atacó de noche. Pero su ejército huyó de vuelta a sus casas.
Tomaron a Absalón y lo arrojaron a un pozo profundo en el bosque, y amontonaron un gran montón de piedras sobre él. Y todos los israelitas huyeron a sus casas.
Entonces el rey se levantó y fue a sentarse a la puerta de la ciudad. A todos se les dijo: “Mira, el rey está sentado en la puerta de la ciudad”. Todos vinieron a ver al rey. Mientras tanto, los israelitas habían huido y se habían ido a sus casas.