2 Reyes 5:11

Versión Biblia Libre

Pero Naamán se enfadó y se marchó, diciendo: “Esperaba que al menos saliera, se quedara allí e invocara el nombre del Señor, su Dios, y agitara su mano sobre donde está mi lepra y la sanara.

Referencias Cruzadas

Génesis 20:7

Envía a esta mujer con su esposo. Él es un profeta, y orará por ti, y tú vivirás. Pero si no la envías de regreso, debes saber que tú y toda tu familia morirán”.

2 Reyes 4:5

Ella dejó a Eliseo, se fue a su casa y cerró la puerta detrás de ella y de sus hijos. Le trajeron las tinajas y ella siguió vertiendo.

2 Reyes 5:10

Eliseo le envió un mensajero diciendo: “Ve y lávate siete veces en el Jordán. Entonces tu cuerpo se curará y quedarás limpio”.

2 Reyes 5:12

¿No son los ríos de Damasco, de Abana y de Farfar mejores que cualquiera de estos arroyos de Israel? ¿No podría haberme lavado en ellos y haberme curado?” Así que se dio la vuelta y se marchó furioso.

Proverbios 1:32

Los necios mueren por su propia rebeldía. Los tontos son destruidos por su descuido.

Proverbios 13:10

El orgullo solo causa conflicto; pero los sabios aceptan el consejo.

Proverbios 3:7

No te creas sabio, respeta a Dios y evita el mal.

Mateo 15:27

“Sí, Señor, pero aun así, a los perros se les deja comer las migajas que caen de la mesa de su amo”, respondió ella.

Mateo 19:22

Cuando el joven escuchó la respuesta de Jesús, se fue muy triste, porque tenía muchas posesiones.

Mateo 8:8

El centurión respondió: “Señor, no merezco una visita a mi casa. Solo di la palabra y mi siervo quedará sano.

Lucas 14:11

Porque los que se exaltan a sí mismos, serán humillados, y los que se humillan, serán exaltados”.

Juan 13:20

Les digo la verdad, cualquiera que recibe a quien yo envío, me recibe a mí, y recibe a Aquél que me envió”.

Juan 4:48

“A menos que vean señales y milagros, ustedes no creerán realmente en mi”, dijo Jesús.

Hebreos 12:25

¡Asegúrense de no rechazar al que les está hablando! Si ellos no pudieron escapar cuando rechazaron a Dios en la tierra, sin duda alguna nosotros tampoco podremos escapar si volvemos nuestra espalda a Dios, quien nos advierte desde el cielo.