Por favor, hagamos una pequeña habitación en el tejado. Podemos ponerle una cama, una mesa, una silla y una lámpara. Así podrá quedarse allí cada vez que nos visite”.
“Dame a tu hijo”, respondió Elías. Lo cogió de los brazos de la mujer, lo subió a la habitación donde se alojaba y lo acostó en su cama.
Un día llegó Eliseo, subió a su habitación y se acostó.
Pero las personas nobles actúan desinteresadamente; mantienen sus principios de generosidad.
El rey les dirá: ‘en verdad les digo que todo lo que hicieron por uno de estos de menor importancia, lo hicieron por mi’.
Todo el que les brinde un vaso de agua a ustedes en mi nombre, porque ustedes pertenecen a Cristo, créanme que no perderá su recompensa.
Juana, la esposa de Chuza, quien era el administrador de Herodes; Susana; y muchas otras que contribuían con sus recursos personales.
Participen en la provisión para las necesidades del pueblo de Dios, y reciban con hospitalidad a los extranjeros.
Pensemos en cómo podemos animarnos unos a otros a amar y hacer el bien.
No olviden mostrar amor por los extranjeros también, porque al hacerlo muchos han recibido ángeles sin saberlo.