Aunque los sacerdotes de los lugares altos no servían en el altar del Señor en Jerusalén, comían panes sin levadura con sus hermanos sacerdotes.
Profanó el altar de Tofet, en el valle de Ben-Hinom, para que nadie pudiera sacrificar a su hijo o hija en el fuego a Moloc.
Cada uno de tus descendientes que quede vendrá y se inclinará ante él, pidiendo dinero y comida, diciendo: ‘Por favor, dame trabajo como sacerdote para que pueda tener comida’”.