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Referencias Cruzadas

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2 Reyes 19:34

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Yo defenderé esta ciudad y la salvaré, por mí y por mi siervo David”.

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21 Referencias Cruzadas  

Aun así, por amor a David, el Señor su Dios permitió que sus descendientes siguieran gobernando como una lámpara, un hijo que gobernara después de él y que hiciera fuerte a Jerusalén.

Añadiré quince años a tu vida. Te salvaré a ti y a esta ciudad del rey de Asiria. Defenderé esta ciudad por mí y por mi siervo David”.

Pero por amor a David, su siervo, el Señor no quiso destruir a Judá, ya que le había prometido que siempre habría un gobernante de su descendencia, como una lámpara para siempre.

Como las aves que revolotean por encima, así el Señor Todopoderoso cuidará de Jerusalén. La protegerá y la salvará; la pasará por alto y la rescatará.

Te salvaré a ti y a esta ciudad del rey de Asiria. Defenderé esta ciudad.

Yo, sí, soy el Dios que borra tus pecados por ser quien soy, y que ya no se acuerda de tus pecados.

La razón por la que hago esto es por lo que soy, sí, por mi propia naturaleza. No dejaré que mi reputación sea dañada; no dejaré que nadie más la tenga.

Pero debido a mi naturaleza yo retraso mi castigo; y a causa de mi reputación, no voy a destruirlos.

Su gobierno y la paz que trae no conocen límites y nunca llegarán a su fin. Se sentará en el trono de David y gobernará su reino, haciéndolo seguro. Actuará con principios de justicia y bondad, desde el momento en que comience su gobierno y por toda la eternidad. El Señor Todopoderoso está decidido a que esto ocurra.

sólo entonces se rompería mi acuerdo con David, mi siervo, y con los levitas que sirven como mis sacerdotes, para que David no tuviera un descendiente que reinara en su trono.

tampoco puedo rechazar a los descendientes de Jacob y de mi siervo David, y no puedo dejar de hacer que sus descendientes sean gobernantes sobre los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. Los haré volver del exilio y seré benévolo con ellos.

“Díganle al pueblo de Israel que esto es lo que dice el Señor Dios: No hago esto por ustedes, pueblo de Israel, sino por mi reputación de santidad, que ustedes arruinaron entre las naciones adonde fueron.

Pero tendré piedad de los de la casa de Judá y los salvaré. Pero no será con arco ni espada, ni tampoco con guerreros de a caballo”.

Acamparé en mi Templo para salvaguardarlo de los invasores, ni habrá opresores que lo conquisten, porque yo mismo seré el que vigila.

que es el anticipo de nuestra herencia cuando Dios redima lo que ha preservado para sí mismo: nosotros, quienes le adoraremos y le daremos gloria.

Por eso lo alabamos, por su gloriosa gracia que con tanta bondad nos dio en su Hijo amado.

Pero no quería oír a sus conquistadores burlándose, sus enemigos malinterpretando lo que había pasado y diciendo: “Ganamos por nuestra propia cuenta, el Señor no tuvo nada que ver”.




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