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Referencias Cruzadas
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2 Reyes 18:5

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Ezequías puso su confianza en el Señor, el Dios de Israel. Entre los reyes de Judá no hubo nadie como él, ni antes ni después.

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20 Referencias Cruzadas  

El general del ejército asirio les dijo: “Dile a Ezequías que esto es lo que dice el gran rey, el rey de Asiria: ¿En qué confías que tesientes con tanta seguridad?

“Dile a Ezequías, rey de Judá: ‘No dejes que tu Dios, en el que confías, te engañe diciendo que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria.

Nunca antes hubo un rey como él que se comprometiera con el Señor en todos sus pensamientos y actitudes, y con todas sus fuerzas, guardando toda la Ley de Moisés. Tampoco hubo después un rey como él.

Asa pidió ayuda al Señor, su Dios: “Señor, no hay nadie fuera de ti que pueda ayudar al impotente contra el poderoso. Por favor, ayúdanos, Señor, nuestro Dios, porque confiamos en ti. Hemos venido contra esta horda porque confiamos en ti, Señor. Tú eres nuestro Dios. No permitas que un simple ser humano te venza”.

A la mañana siguiente se levantaron temprano y fueron al desierto de Tecoa. Al salir, Josafat se levantó y dijo: “Escúchenme, pueblo de Judá y de Jerusalén. Confíen en el Señor, su Dios, y serán reivindicados; confíen en sus profetas, y tendrán éxito”.

Más adelante en su vida, Josafat, rey de Judá, se alió con Ocozías, rey de Israel, quien hizo cosas malvadas.

Aunque me mate, esperaré en él. Todavía seguiré defendiendo mis caminos ante él.

Pero confío en tu amor inquebrantable, y sé que estaré feliz porque me salvaste.

Señor Todopoderoso, cuán felices son aquellos que confían en ti.

Si me dicen: ‘Confiamos en el Señor, nuestro Dios’, ¿no quitó Ezequías sus lugares altos y sus altares, diciendo a Judá y a Jerusalén: ‘Tienen que adorar en este altar de Jerusalén?’

“Por favor, recuerda Señor cómo te he seguido fielmente con todo mi corazón. He hecho lo que es bueno a tus ojos”. Entonces Ezequías gritó y lloró.

Él cree en Dios con tanta seguridad, —pues entonces que Dios lo rescate si lo quiere, pues él decía ‘yo soy el Hijo de Dios’”.

con el fin de que nosotros, los primeros en guardar la esperanza en Cristo, pudiéramos alabar su gloria.




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