2 Reyes 14:9

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Joás, rey de Israel, respondió a Amasías, rey de Judá: “En el Líbano, un cardo envió un mensaje a un cedro, diciendo: ‘Dale tu hija como esposa a mi hijo’. Pero pasó un animal salvaje del Líbano y pisoteó el cardo.

Referencias Cruzadas

1 Reyes 4:33

Podía hablar del conocimiento de los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que crece en los muros. Enseñó sobre los animales, las aves, los reptiles y los peces.

2 Crónicas 25:18

Joás, rey de Israel, respondió a Amasías, rey de Judá: “Un cardo del Líbano envió un mensaje a un cedro del Líbano, diciendo: ‘Dale tu hija a mi hijo por esposa’, pero un animal salvaje del Líbano pasó y pisoteó el cardo.

2 Crónicas 33:11

Entonces el Señor envió a los ejércitos de Asiria con sus comandantes para que los atacaran. Los asirios capturaron a Manasés, le pusieron un garfio en la nariz, le pusieron grilletes de bronce y se lo llevaron a Babilonia.

Job 31:18

Desde que era joven fui padre de los huérfanos y cuidé de las viudas.

Éxodo 3:2

Allí el ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego desde dentro de un arbusto. Moisés miró con atención y vio que, aunque la zarza estaba ardiendo, no se estaba quemando.

Proverbios 26:9

Un proverbio dicho por un tonto es tan ridículo como ver a un borracho entre espinos.

Cantares 2:2

Al igual que un lirio destaca entre las zarzas, tú, querida, destacas entre las demás mujeres.

Isaías 34:13

Sobre sus palacios crecerán espinas; la cizaña y los cardos se apoderarán de sus fortalezas. Será un lugar donde vivirán chacales, un hogar para búhos.

Ezequiel 20:49

Pero entonces dije: “¡Oh, no, Señor Dios! La gente ya dice: Él sólo cuenta historias!”

Oseas 9:6

Miren, se han ido por causa de la destrucción: Egito los reunirá y Menfis los sepultará. Gracias a su plata tienen un “tesoro valioso”. La maleza los poseerá, y los espinos crecerán sobre sus tiendas.

1 Corintios 12:15

Si el pie dijera: “Como no soy mano, no soy parte del cuerpo”, ¿dejaría de ser parte del cuerpo?

1 Samuel 13:6

Cuando los hombres israelitas se dieron cuenta de la difícil situación en la que se encontraban y de que el ejército estaba recibiendo una paliza, se escondieron en cuevas, agujeros, rocas, pozos y cisternas.