Entonces Asa tomó toda la plata y el oro que quedaba en los tesoros del Templo del Señor y del palacio real. Lo entregó a sus siervos y los envió a Ben-hadad, hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Aram, que vivía en Damasco, junto con este mensaje:
al este del Jordán, en toda la tierra de Galaad (la región ocupada por Gad, Rubén y Manasés), y desde Aroer por el valle de Arnón hasta Galaad y Basán.
entonces escuchen lo que dice el Señor, sobrevivientes de Judá. Esto es lo que dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: Si están absolutamente decididos a ir a Egipto y vivir allí,
Estará decidido a venir con todo el poder de su reino y hará un tratado de paz con el rey del sur. Para asegurarlo, le dará una hija de mujer para que se case con él con el fin de destruir el reino. Pero ella no tendrá éxito y no lo apoyará.
La ofrenda por la culpa es como la ofrenda por el pecado; las normas son las mismas para ambas. El sacerdote que presenta la ofrenda que ‘hace las cosas bien’ debe tenerla.
Aquí vienen, con toda la intención de causar violencia. Sus ejércitos avanzan para atacar por el frente tan rápidamente como el viento del desierto, y son como la arena cuando salen a caprturar a los prisioneros.
Parte de las ofrendas más sagradas tomadas de los holocaustos son tuyas. Parte de todas las ofrendas que me dan como ofrendas sagradas, ya sean ofrendas de grano o de pecado o de culpa, esa parte pertenece a ti y a tus hijos.
Así que David y los seiscientos hombres que lo acompañaban se pusieron en marcha, cruzaron la frontera y se dirigieron a Aquis, hijo de Maoc, el rey de Gat.