En todo el país la gente celebró, y Jerusalén estaba en paz, porque Atalía había sido muerta a espada en el palacio.
Si alguno derrama sangre de otro ser humano, otro ser humano derramará su sangre también. Porque Dios hizo a los seres humanos según su imagen.
Vio al rey de pie junto a su columna, como era costumbre. Los comandantes y los trompetistas estaban con el rey, y todos celebraban y tocaban las trompetas. Atalía se rasgó las vestiduras y gritó: “¡Traición! Traición!”
En todo el país la gente celebró, y Jerusalén estaba en paz, porque Atalía había sido muerta a espada.
Toda la ciudad celebra cuando los buenos tienen éxito; así mismo gritan de alegría cuando mueren los malvados.
Cuando los justos están a cargo, todos celebran; pero cuando los malvados gobierna, todos gimen.