Entonces Joyadá hizo un acuerdo solemne entre el Señor, el rey y el pueblo de que serían el pueblo del Señor. También hizo un acuerdo entre el rey y el pueblo.
Todos los ancianos de Israel acudieron al rey en Hebrón, donde el rey David llegó a un acuerdo con ellos en presencia del Señor. Entonces lo ungieron como rey de Israel.
En el séptimo año, Joyadá mandó llamar a los comandantes de centenares, a los cereteos, y los guardias, y los llevó al Templo del Señor. Hizo un acuerdo con ellos y les hizo prestar un juramento. Allí, en el Templo del Señor, les mostró al hijo del rey
El rey se puso de pie junto a la columna e hizo un acuerdo solemne ante el Señor de seguirlo y de cumplir sus mandamientos, leyes y reglamentos con total dedicación, y de observar los requisitos del acuerdo tal como estaban escritos en el libro. Todo el pueblo aceptó el acuerdo.
Todos los ancianos de Israel acudieron ante el rey en Hebrón, y David hizo un acuerdo solemne con ellos ante el Señor. Allí ungieron a David como rey de Israel, tal como el Señor lo había prometido por medio de Samuel.
El rey se puso de pie junto a la columna e hizo un acuerdo solemne ante el Señor de seguirlo y de cumplir sus mandamientos, leyes y reglamentos con total dedicación, y de observar los requisitos del acuerdo tal como estaban escritos en el libro.
Hagamos un acuerdo solemne ahora mismo ante nuestro Dios de que despediremos a todas las esposas extranjeras y a sus hijos. Seguiremos las instrucciones dadas por ti y por los que respetan las instrucciones de nuestro Dios, llevadas a cabo de acuerdo con la Ley.
En respuesta, el pueblo declaró, “Teniendo en cuenta todo esto, estamos haciendo un acuerdo solemne, poniéndolo por escrito. Está sellado por nuestros líderes, levitas y sacerdotes”.
Entonces Samuel le explicó al pueblo todo lo que haría un rey. Lo escribió en un pergamino y lo puso ante el Señor. Luego Samuel los envió a todos a casa.