Salomón trasladó a la hija del faraón de la Ciudad de David al palacio que había construido para ella. Porque dijo: “Mi mujer no puede vivir en el palacio de David, rey de Israel, porque donde ha ido el Arca del Señor hay lugares sagrados”.
Pero Salomón no hizo trabajar a ninguno de los israelitas como esclavos. En cambio, eran sus militares, sus oficiales y los comandantes de sus carros y jinetes.