Después de que Salomón hubo terminado el Templo del Señor y el palacio real, habiendo realizado con éxito todo lo que había querido hacer para el Templo del Señor y para su propio palacio,
El día veintitrés del mes séptimo, Salomón envió al pueblo a su casa. Todavía estaban celebrando y muy contentos por la bondad que el Señor había mostrado a David, a Salomón y a su pueblo Israel.