Ese día, en los cencerros de los caballos estarán escritas las palabras “Santo es el Señor”. Las ollas de la casa usadas en el Templo del Señor serán tan santos como las ollas usadas en el altar en la presencia del Señor.
No pueden beber la copa del Señor y también la copa de los demonios; así como no pueden comer en la mesa del Señor y también en la mesa de los demonios.