Le quité el reino a la casa de David y te lo di a ti. Pero no fuiste como mi siervo David, que guardaba mis mandamientos y se comprometía totalmente a seguirme, haciendo sólo lo que era justo a mis ojos.
Porque David había hecho lo que era justo ante los ojos del Señor, y no se había desviado de nada de lo que el Señor había ordenado durante toda su vida, excepto en el caso de Urías el hitita.
En el octavo año de su reinado, siendo aún joven, Josías comenzó a adorar públicamente al Dios de David, su antepasado, y en el duodécimo año de su reinado comenzó a limpiar Judá y Jerusalén, quitando los lugares altos, los postes de Asera, los ídolos tallados y las imágenes de metal.
Entonces no pensará más en sí mismo que en sus compatriotas israelitas, y no se desviará de los mandamientos, para que él y sus hijos puedan tener un largo reinado sobre el reino de Israel.
Sé fuerte y muy valiente, y asegúrate de obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te ha ordenado seguir. No te apartes de ella, ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito en todo lo que hagas.