También ordenó al pueblo que vivía en Jerusalén que mantuviera a los sacerdotes y a los levitas para que pudieran dedicarse a estudiar y enseñar la Ley del Señor.
También daban asignaciones a los varones que figuraban en la genealogía y que tenían tres años o más, a todos los que entraban en el Templo del Señor para cumplir con sus deberes diarios de servicio según las responsabilidades de sus divisiones.
Lo mejor de todas las primicias y de todas sus ofrendas es para los sacerdotes. El primer pan que hornees se lo darás al sacerdote, para que tu casa sea bendecida.
Sí, pues los hijos de Leví, que son sacerdotes, tienen mandato por la ley de recibir diezmo del pueblo, que son sus hermanos y hermanas, y que son descendientes de Abrahán.