El peso de los clavos era de un siclo por cada cincuenta siclos de oro.
Entonces David le dio a su hijo Salomón los planos del pórtico del Templo, de sus edificios, de los almacenes, de las salas superiores, de las salas interiores y de la sala para el “lugar de expiación”.
Hizo para el Lugar Santísimo dos querubines de madera cubiertos de oro.