Les dijo: “Escuchadme, levitas. Purifíquense ahora y purifiquen el Templo del Señor, el Dios de sus antepasados. Quiten del Lugar Santo todo lo que esté sucio.
Ezequías puso a los comandantes del ejército a cargo del pueblo. Luego convocó al pueblo para que se reuniera en la plaza de la puerta de la ciudad. Les habló con confianza, diciéndoles: