Al final del año, el ejército arameo vino a atacar a Joás. Invadieron Judá y Jerusalén y mataron a todos los líderes del pueblo, y enviaron todo su botín al rey de Damasco.
Más tarde el profeta se presentó ante el rey de Israel y le dijo: “Ve a reforzar tus defensas y revisa lo que debes hacer, porque en la primavera el rey de Aram vendrá a atacarte de nuevo”.