Entonces fueron y llamaron a los guardianes de la ciudad: “Pasamos por el campamento arameo y no había nadie, ¡ni un ruido de nadie! Sólo había caballos y asnos atados, y las tiendas las dejaron tal como estaban”.
Su misión era ayudar a los descendientes de Aarón en el servicio de la casa del Señor. Eran responsables de los patios y las habitaciones, de la limpieza de todas las cosas sagradas y del trabajo del servicio de la casa de Dios.
Otro tercio irá al palacio del rey, mientras que el último tercio estará en la Puerta de los Cimientos. Todos los demás se quedarán en los patios del Templo del Señor.