El rey de Aram ya había dado estas órdenes a sus comandantes de carros “Diríjanse directamente hacia el rey de Israel solo. No luchen con nadie más, sea quien sea”.
Entonces hicieron que todos los hombres que estaban en la entrada de la casa, jóvenes y adultos, quedasen ciegos, así que no podían encontrar la puerta.
Le dijo al rey: “Esto es lo que dice el Señor: Has dejado ir a un hombre que yo había decidido que muriera. Por lo tanto, pagarás su vida con tu vida, tu pueblo por su pueblo”.
El rey de Aram ya había dado estas órdenes a sus comandantes de carros “Diríjanse directamente hacia el rey de Israel solo. No luchen con nadie más, sea quien sea”.
El rey de Israel le dijo a Josafat: “Cuando yo vaya a la batalla me disfrazaré, pero tú debes llevar tus ropas reales”. Así que el rey de Israel se disfrazó y fue a la batalla.
Así que cuando los comandantes de los carros vieron a Josafat, gritaron: “¡Ahí está el rey de Israel!”. Así que se volvieron para atacarlo, pero Josafat pidió ayuda, y el Señor lo ayudó. Dios los alejó de él,
No muestren ningún favoritismo cuando juzguen, traten de igual manera a los poderosos y a la gente común. No dejen que nadie los intimide, porque el juicio se hace en nombre de Dios. Tráiganme cualquier caso que sea demasiado duro para ustedes, y yo lo escucharé”.