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Referencias Cruzadas
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2 Corintios 6:6

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Viviendo vidas irreprensibles en el conocimiento de Dios, con mucha paciencia, siendo amables y llenos del Espíritu Santo, mostrando amor sincero.

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41 Referencias Cruzadas  

“Así que mi pueblo viene a visitarte como suele hacerlo. Se sientan y escuchan el mensaje que compartes, pero no hacen nada al respecto. Aunque hablan de amor, sólo piensan en cómo engañar a los demás.

El amor debe ser genuino. Odien lo malo; aférrense a lo bueno.

a través del poder de señales y milagros realizados por el poder del Espíritu Santo. Desde Jerusalén hasta Ilírico, por todos lados he compartido enteramente la buena noticia de Cristo.

A una persona el Espíritu le da la capacidad de hablar palabras de sabiduría. A otra, el mismo espíritu le da mensaje de conocimiento.

El amor es paciente y amable. El amor no es celoso. El amor no es jactancioso. El amor no es orgulloso.

Pues “¿Quién entiende la mente del Señor, y quién consideraría instruirlo?” ¡Pero nosotros sí tenemos la mente de Cristo!

Yo no les hablé persuadiéndolos con palabras de sabiduría para convencerlos. Solo les expliqué todo mediante la evidencia y el poder del Espíritu.

Pongo a Dios como mi testigo que la razón por la que decidí no ir a Corinto fue para no causarles dolor.

¿Y por qué? ¿Acaso es porque no los amo? ¡Dios mismo sabe que sí los amo!

Si alguno llega a hablarles sobre un Jesús distinto al que nosotros hemos compartido con ustedes, fácilmente ustedes concuerdan con ellos, aceptando un espíritu diferente al que han recibido, y una buena noticia distinta a la que creyeron.

Aunque no sea muy talentoso para dar discursos, sé de lo que hablo. Les hemos explicado esto claramente y de todas las maneras posibles.

Gustosamente me gastaré y me desgastaré por ustedes. Si los amo mucho más, ¿acaso me amarán menos ustedes?

Por eso les escribo sobre esto ahora que no estoy con ustedes, para que cuando sí esté allá, no tenga necesidad de tratarlos con dureza e imponiendo mi autoridad. El Señor me dio autoridad para edificar, no para destruir.

A todo el que ustedes perdonen, yo también perdono. Lo que he perdonado, sea lo que sea, lo he perdonado ante Cristo, en beneficio de ustedes.

Lloré mucho cuando les escribí, en gran angustia y con un corazón cargado, no para entristecerlos, sino para que supieran cuánto los amo.

Ustedes demuestran que son una carta de Cristo, entregada por nosotros; no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no escrita sobre piedras, sino en corazones humanos.

Porque el Dios que dijo: “Que brille la luz en medio de la oscuridad”, brilló en nuestros corazones para iluminar el conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo.

¡Por favor, abran un espacio para nosotros en sus corazones! No le hemos hecho mal a nadie, no hemos corrompido a nadie, ni nos hemos aprovechado de nadie.

Díganme, entonces, ¿recibieron el Espíritu por guardar la ley o por creer en lo que habían oído?

Permítanme preguntarles esto: ¿Acaso Dios les dio el Espíritu y realiza tantos milagros entre ustedes por el hecho de que ustedes guardan la ley, o porque confían en lo que han oído?

Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

y cuando lean esto podrán entender mi opinión sobre el misterio de Cristo.

No se enorgullezcan de ustedes mismos; sean amables y pacientes, demostrando tolerancia unos por otros en amor.

Sean amables y compasivos unos con otros, perdonándose unos a otros, así como Cristo los perdonó a ustedes.

Dios quiso darles a conocer la gloriosa riqueza de este misterio a las naciones: ¡Cristo viviendo en ustedes es la gloriosa esperanza!

En él, podrán descubrir todas las riquezas de la sabiduría y el conocimiento de Dios.

Siendo que ustedes son el pueblo especial de Dios, santo y amado entrañablemente, tomen una naturaleza cordial que sea amable, humilde, mansa y paciente.

Ustedes mismos y Dios pueden dar testimonio de nuestros actos, y cómo tratamos a los creyentes con una actitud santa, justa e intachable.

No permitas que nadie te menosprecie por ser joven. Sé un ejemplo para aquellos que creen en Dios, en tu manera de hablar, en tu estilo de vida, en amor, en fe y en pureza.

a las mujeres mayores que tú como madres; a las más jóvenes como hermanas, con los estándares más altos de decencia.

Pero tú conoces mi enseñanza y mi conducta, así como mi objetivo en la vida. Conoces mi fe en Dios y mi amor. Sabes lo que he tenido que soportar,

Que prediques la palabra de Dios, sea conveniente o no, y dile a las personas lo que están haciendo mal; dales consejo y ánimo. Y enséñales esto con mucha paciencia.

Tú debes ser ejemplo de cómo hacer el bien en todas las áreas de la vida: muestra integridad y seriedad en lo que enseñas,

Sin embargo, la sabiduría que viene de arriba es pura sobre todas las cosas, y también trae paz. Es noble y abierta a la razón. Está llena de misericordia y produce cosas buenas. Es genuina y no hipócrita.

A ellos se les explicó que lo que hacían no era para ellos mismos, sino para ustedes, pues aquello de lo que ellos hablaron, ustedes lo han aprendido de aquellos que compartieron la buena noticia con ustedes por el Espíritu Santo que el cielo envió. ¡Hasta los ángeles quieren saber sobre esto!

Ahora que se han consagrado a seguir la verdad, ámense unos a otros con sinceridad, como una verdadera familia.

Queridos amigos, no digamos que amamos solo con palabras, sino mostremos nuestro amor en lo que hacemos y en la manera como demostramos la verdad.

Entonces Dalila se quejó con Sansón: “¿Cómo puedes decirme: ‘Te amo’, cuando no me tienes confianza? ¡Tres veces me has hecho quedar como una estúpida, sin decirme de dónde viene tu increíble fuerza!”




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