Yo seré un padre para él, y él será un hijo para mí. Si hace el mal, lo disciplinaré con la vara como se hace con la gente, como un padre que castiga a un hijo.
Me dije: Quiero que sean mis hijos, y darles el mejor país, el lugar más hermoso de cualquier nación. Esperaba que me llamarais “Padre” y que nunca dejarais de seguirme.
Volverán con lágrimas en los ojos, y estarán orando mientras los llevo a casa. Los guiaré junto a corrientes de agua, por caminos llanos donde no tropezarán. Porque yo soy el Padre de Israel; Efraín es mi primogénito.
Él decidió de antemano adoptarnos como sus hijos, obrando mediante Jesucristo para traernos a hacia él. Se complació en hacerlo porque así él lo quiso.