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Referencias Cruzadas
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2 Corintios 12:21

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Me temo que cuando vaya de visita, mi Dios me humillará en presencia de ustedes, y que estaré lamentándome por muchos que han pecado antes, y que aún no se han arrepentido de impureza, inmoralidad sexual, y los actos indecentes que cometieron.

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37 Referencias Cruzadas  

Mientras Esdras oraba y confesaba sus pecados, llorando y cayendo de bruces ante el Templo de Dios, una gran multitud de israelitas, hombres, mujeres y niños, se reunió a su alrededor. El pueblo también lloraba amargamente.

Cuando me enteré de esto, me rasgué las vestiduras, me arranqué un poco de pelo de la cabeza y de la barba y me senté, absolutamente horrorizado.

Mis lágrimas corren por mi rostro mientras lloro por los que no guardan tu ley.

Así que Moisés volvió al Señor. Y dijo: “Por favor, el pueblo ha pecado muy mal al hacerse dioses de oro para sí mismos.

Pero si te niegas a escuchar, lloraré secretamente por dentro a causa de tu orgullo. Mis lágrimas se derraman porque el rebaño del Señor ha sido capturado.

Cómo quisiera que mi cabeza fuera un manantial de agua, y mis ojos una fuente de lágrimas. Entonces lloraría día y noche por todo mi pueblo que ha sido asesinado.

Tengamos una conducta apropiada, demostrando que somos personas que vivimos en la luz. No debemos perder el tiempo yendo a fiestas y embriagándonos, o teniendo amoríos y actuando de manera inmoral, o metiéndonos en peleas y andar con celos.

cuán triste estoy, y el dolor infinito que tengo en mi corazón

Escucho informes de que hay inmoralidad sexual entre ustedes, un tipo de inmoralidad que ni siquiera los extranjeros practican. ¡Un hombre viviendo con la esposa de su padre!

Cuando ustedes estén obedeciendo a Cristo por completo, entonces estaremos listos para castigar cualquier desobediencia.

Además, como las revelaciones fueron tan asombrosas, y para que no pudiera enorgullecerme de ello, se me dio una “espina en la carne”—un mensajero de Satanás, para herirme a fin de que no me volviera orgulloso.

Ya advertí a los que entre ustedes estaban en pecado cuando fui por segunda vez. Aunque no estoy allí, les advierto a ellos una vez más—y al resto de ustedes—que cuando los visite no dudaré en tomar medidas contra ellos,

Así que les ruego que los reciban antes que todas las demás iglesias y les muestren su amor, demostrando así que tenemos razón en estar muy orgullosos de ustedes.

Es claro lo que la naturaleza pecaminosa trae como resultado: inmoralidad sexual, indecencia, sensualidad,

Volví a bajar la montaña mientras aún estaba en llamas, llevando las dos tablas del pacto.

Así que me acosté en tierra ante el Señor durante cuarenta días y cuarenta noches, porque el Señor había amenazado con destruirlos.

Así que maten su naturaleza mundana – el pecado sexual, la inmoralidad, la lujuria, los malos deseos, la codicia – pues esto es idolatría.

Todos deben honrar el matrimonio. Los esposos y esposas deben ser fieles unos a otros. Pues Dios juzgará a los adúlteros.

Se jactan de sí mismos con alardes sin sentido, incitan a los deseos sexuales pervertidos, y así atraen a la inmoralidad a los que apenas acaban de escapar de una vida de error.

Salven a todos los que puedan, arrebatándolos del fuego. Muestren misericordia, pero con mucho cuidado, aborreciendo incluso las “vestiduras” contaminadas por la naturaleza pecaminosa de los humanos.

Del mismo modo, Sodoma y Gomorra, y las naciones cercanas que practicaban la inmoralidad y perversión sexual, son presentadas como ejemplo de aquellos que experimentan el castigo del fuego eterno.

Pero los cobardes, los que no confían en mí, los que hacen cosas aborrecibles, los asesinos, los que comenten inmoralidad sexual, los que practican hechicería, los que adoran ídolos, los mentirosos, tienen su lugar escogido en el lago que arde con fuego y azufre. Esta es la segunda muerte”.

“Los que están fuera de la ciudad son perros, así como los que practican brujería, inmoralidad sexual, asesinato, idolatría, y los que inventan y aman la mentira.

Aquél que confirma todo esto dice: “Sí, yo vengo pronto”. Amén, ven, Señor Jesús.

Hasta el día de su muerte, Samuel no volvió a visitar a Saúl. Samuel se lamentó por Saúl, y el Señor se arrepintió de haber hecho a Saúl rey de Israel.




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