Estoy hablando como necio, pero ustedes me obligaron a hacerlo. Ustedes deberían haber estado hablando bien de mí, pues de ninguna manera soy inferior a estos “súper apóstoles”, aunque no soy nada.
De la misma manera, cuando ustedes hayan hecho todo lo que se les encargó, simplemente digan: ‘Somos siervos indignos. Solo cumplimos con nuestro deber’”.
Si profetizara, si conociera todos los misterios y tuviera todo conocimiento, y si pudiera tener una fe tal que pudiera mover montañas, pero no tengo amor, entonces nada soy.
Si estamos angustiados, es para su consuelo y salvación. Si estamos siendo consolados, es para consuelo de ustedes, que los ayuda a soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros padecemos.
No sería un necio si quisiera jactarme, porque estaría diciendo la verdad. Pero no me jactaré, para que nadie me tenga en un concepto más alto que lo que ve que hago o me oyen decir.
¿Acaso estamos empezando a hablar bien de nosotros mismos una vez más? ¿O necesitamos una carta de recomendación para ustedes, o de parte de ustedes, como algunos?