No permitas que nadie te menosprecie por ser joven. Sé un ejemplo para aquellos que creen en Dios, en tu manera de hablar, en tu estilo de vida, en amor, en fe y en pureza.
Por último, piensen en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo recto, todo lo puro, todo lo que es bello, todo lo que es elogiable, todo lo que en verdad es digno de alabanza.
Ustedes fueron imitadores de nosotros y de Dios cuando recibieron el mensaje, pues a pesar de sus problemas experimentaron el gozo que viene del Espíritu Santo.
Esfuérzate arduamente en poder presentarte ante Dios y ser aprobado por él. Sé un obrero que no tenga nada de qué avergonzarse, usando correctamente la palabra de verdad.
Huye de todo lo que incite tus deseos juveniles. Busca las cosas justas y rectas, busca el amor y la paz así como a los que son cristianos y verdaderos.
¿Quién entre ustedes tiene sabiduría y entendimiento? Pues permita que su buen vivir demuestre lo que hace, actuando rectamente, con sabia bondad y consideración.
Sin embargo, la sabiduría que viene de arriba es pura sobre todas las cosas, y también trae paz. Es noble y abierta a la razón. Está llena de misericordia y produce cosas buenas. Es genuina y no hipócrita.