Cuando iba de camino a Macedonia, te pedí que te quedaras en Éfeso, para que pudieras hablar con los que enseñan falsas ideas y les insistieras en que dejaran de hacerlo.
Ahora les ruego, mis hermanos creyentes: cuídense de los que causan discusiones y confunden a las personas de la enseñanza que han aprendido. ¡Aléjense de ellos!
Si alguno llega a hablarles sobre un Jesús distinto al que nosotros hemos compartido con ustedes, fácilmente ustedes concuerdan con ellos, aceptando un espíritu diferente al que han recibido, y una buena noticia distinta a la que creyeron.
Ya no deberíamos ser más como niños, sacudidos por cualquier viento de doctrina, confundidos por los engaños humanos, y conducidos al error por personas astutas que hacen planes engañosos;
Si enseñas estas cosas a los hermanos y a las hermanas, serás un buen ministro de Cristo Jesús. Te fortalecerás por la fe en la verdad, y en la buena enseñanza que has seguido.
Pues el deseo de ser ricos conduce a muchas clases de malos resultados. Algunos de los que anhelaban esto se han apartado de la verdad, y se han causado daño a sí mismos, experimentando gran dolor.
Advierte a los que son ricos en el mundo presente para que no se vuelvan orgullosos. Diles que no pongan su fe en la riqueza que es tan efímera, sino en Dios, quien nos da gratuitamente todo para nuestro deleite.
Aquellos que enseñan creencias distintas, y no escuchan el buen consejo, especialmente las palabras de nuestro Señor Jesucristo y las verdaderas enseñanzas de Dios,
Que el Señor le otorgue su bendición en el Día del Juicio. (Timoteo, tu eres muy consciente de cuántas cosas Onesíforo hizo por mi cuando estuve en Éfeso).
Te digo estas cosas porque han salido muchos engañadores al mundo. Personas que no aceptan que Jesucristo ha venido como ser humano. Y cualquiera que sea así es un engañador y anticristo.
“Pero tengo unas cuantas cosas contra ti: Hay algunos entre ustedes que guardan las enseñanzas de Balaam, quien enseñó a Balac a engañar a los hijos de Israel por medio de alimentos sacrificados a ídolos y por medio de pecados sexuales.
“Pero tengo algo contra ti: estás dejando que la mujer llamada Jezabel, que se llama a sí misma profetisa, enseñe a mis seguidores, conduciéndolos a la perdición de pecados sexuales, y a comer alimentos sacrificados a ídolos.