Pero como nosotros pertenecemos al día, debemos mantener nuestras mentes limpias, ceñidos con la coraza de fe y amor, y usando como casco la esperanza de la salvación.
Se puso la integridad como coraza y el casco de la salvación en la cabeza. Se vistió con ropas de venganza y se envolvió con determinación como un manto.
Hablamos con fidelidad, viviendo en el poder de Dios. Nuestras armas son lo verdadero y lo recto; atacamos con nuestra mano derecha y nos defendemos con la izquierda,
Asegúrense de que sus mentes estén alerta. Tengan un pensamiento claro. Fijen su esperanza exclusivamente en la gracia que les será dada cuando Jesús sea revelado.
En cambio, ustedes son una familia elegida de manera especial, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo que pertenece a Dios. Por eso, pueden revelar las cosas maravillosas que él ha hecho, al sacarlos de la oscuridad a su luz admirable.