1 Samuel 30:6

Versión Biblia Libre

David estaba en un gran apuro, porque los hombres estaban tan molestos por la pérdida de sus hijos que empezaron a hablar de apedrearlo. Pero confiando en el Señor, su Dios,

Referencias Cruzadas

Génesis 32:7

Cuando Jacob escuchó esto, estaba absolutamente aterrorizado. Dividió a toda la gente con él, junto con las ovejas, las cabras, el ganado y los camellos, en dos grupos,

2 Samuel 17:8

“Tú sabes cómo son tu padre y sus hombres. Son grandes luchadores, y ahora están tan furiosos como una osa a la que le han robado sus cachorros. En todo caso, tu padre tiene experiencia en tácticas militares, y no pasará la noche con sus hombres.

2 Reyes 4:27

Pero cuando llegó hasta el hombre de Dios en la montaña, se agarró a sus pies. Giezi se acercó para apartarla, pero el hombre de Dios le dijo: “Déjala en paz, porque tiene una miseria terrible, pero el Señor me lo ha ocultado y no me lo ha explicado”.

Job 13:15

Aunque me mate, esperaré en él. Todavía seguiré defendiendo mis caminos ante él.

Salmos 116:10

Confié en ti, y clamé a ti diciendo, “¡Estoy sufriendo terriblemente!”

Salmos 138:3

De día clamé a ti por ayuda, y tú me respondiste. Me animaste y me hiciste fuerte.

Salmos 18:2

El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi Salvador. Él es mi Dios, la roca que me protege. Me cuida del peligro. Su poder es como un escudo, y me mantiene a salvo.

Salmos 18:6

En mi desesperación, clamé al Señor; oré a mi Dios pidiéndole ayuda. Oyó mi voz desde su Templo. Mi grito de ayuda llegó a sus oídos.

Salmos 25:17

Mis problemas se vuelven cada vez más grandes. Por favor sálvame de esto que estoy viviendo.

Salmos 27:14

¡Confía en el Señor! Confía, ¡Él te dará fuerza! ¡Confía en el Señor!

Salmos 31:24

Sean fuertes y confíen, ustedes que han puesto su confianza en el Señor.

Salmos 42:11

¿Por qué estoy tan desanimado? ¿Por qué me siento tan triste? Esperaré en el Señor. Lo alabaré porque él es el único que me puede salvar, ¡Mi Dios!

Salmos 42:5

¿Por qué estoy tan desanimado? ¿Por qué me siento tan triste? Esperaré en el Señor; lo alabaré porque él es el único que me salva.

Salmos 42:7

Tu voz retumba en medio de aguas tormentosas, a través del sonido de cascadas. Tus olas furiosas se levantan contra mí y siento que me ahogo.

Salmos 56:11

Confío en el Señor, así que, ¿Por qué debería temer? ¿Qué pueden los simples humanos hacerme?

Salmos 62:1

Solo en Dios encuentro paz. Mi salvación viene de Él.

Salmos 62:5

Solo en Dios encuentro paz. Mi esperanza viene de Él.

Salmos 71:4

Dios mío, libérame del poder de los malvados; de las garras de los que son malos y despiadados.

Salmos 71:5

Porque tú, Señor y Dios, eres mi esperanza. Tú eres en quien he confiado desde que era joven.

Éxodo 17:4

Moisés le gritó al Señor: “¿Qué voy a hacer con esta gente? ¡Un poco más de esto y me apedrearán!”

Proverbios 18:10

El Señor es una torre protectora para los justos, bajo la cual pueden estar seguros.

Isaías 25:4

Pero tú has protegido a los pobres y a los necesitados cuando estaban en apuros, los has protegido de las tormentas y les has dado sombra del calor. Porque las acciones de los pueblos brutales son como la lluvia que golpea contra un muro,

Jeremías 16:19

Señor, tú eres mi fuerza y mi fortaleza, mi lugar seguro en el tiempo de angustia. Vendrán a ti naciones de toda la tierra, y dirán: “¡La religión de nuestros antepasados era una total mentira! Los ídolos que adoraban eran inútiles, no servían para nada.

Jonás 2:2

Comenzó así: “En mi agonía clamé al Señor y él me respondió. Desde las profundidades del Seol supliqué por ayuda, y tú me respondiste.

Números 14:10

En respuesta, todo el pueblo gritó: “¡Apedréenlos!” Pero la gloria del Señor apareció de repente en el Tabernáculo de Reunión, justo en medio de los israelitas.

Mateo 21:9

Las multitudes que iban delante de él y las que lo seguían gritaban: “¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito es el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”

Mateo 27:22

“¿Entonces qué hare con Jesús, el Mesías?” les preguntó. Todos gritaron: “¡Que lo crucifiquen!”

Juan 8:59

Ante esto, ellos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó de ellos y se fue del Templo.

Romanos 4:18

Contra toda esperanza, Abrahán tuvo esperanza y confió en Dios, y de este modo pudo llegar a ser el padre de muchos pueblos, tal como Dios se lo prometió: “¡Tendrás muchos descendientes!”

Romanos 4:20

Sino que se aferró a la promesa de Dios y no dudó. Por el contrario, su confianza en Dios se fortalecía y daba gloria a Dios.

Romanos 8:31

¿Cuál es, entonces, nuestra respuesta a todo esto? Si Dios está a nuestro favor, ¿quién puede estar en contra de nosotros?

2 Corintios 1:6

Si estamos angustiados, es para su consuelo y salvación. Si estamos siendo consolados, es para consuelo de ustedes, que los ayuda a soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros padecemos.

2 Corintios 4:8

Nos atacan por todos lados, pero no estamos derrotados. Estamos confundidos en cuanto a qué hacer, pero nunca desesperados.

2 Corintios 7:5

Cuando llegamos a Macedonia, no tuvimos ni un minuto de paz. Recibimos ataques por todas partes, por causa de conflictos externos así como de miedos internos.

Hebreos 13:6

Por eso podemos decir con toda confianza: “Es Señor es mi ayudador, por lo tanto no temeré. ¿Qué puede hacerme cualquier persona?”

Jueces 18:25

“¡No te quejes con nosotros!” contestaron los danitas. “¡Algunos de los que están de mal humor aquí podrían atacarte y tú y tu familia perderían la vida!”

Jueces 20:22

Pero los israelitas se animaron unos a otros a tener confianza, y tomaron las mismas posiciones que tenían el primer día.

1 Samuel 1:10

Ana estaba terriblemente disgustada, y le oraba al Señor mientras lloraba inconsolablemente.

1 Samuel 23:16

El hijo de Saúl, Jonatán, fue a ver a David a Horesh y lo animó a seguir confiando en Dios, diciéndole:

1 Samuel 28:15

Entonces Samuel le dijo a Saúl: “¿Por qué me molestas haciéndome subir?” . “Estoy en un problema terrible”, respondió Saúl. “Los filisteos me atacan, y Dios me ha abandonado. Ya no me responde, ni con profetas ni con sueños. Por eso te he llamado para que me digas qué hacer”.