Saúl intentó clavar a David en la pared con la lanza. Pero David logró esquivar la lanza que se incrustó en la pared. Entonces David escapó y huyó en la noche.
Jonatán abandonó la mesa, y estaba absolutamente furioso. No quiso comer nada en el segundo día de la fiesta, pues estaba muy molesto por la forma vergonzosa en que su padre había tratado a David.