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Referencias Cruzadas
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1 Samuel 16:1

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El Señor un día le preguntó a Samuel: “¿Hasta cuándo vas a seguir llorando a Saúl porque lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu frasco con aceite de oliva y vete. Ve donde Isaí de Belén, porque he elegido un rey para mí de entre sus hijos”.

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34 Referencias Cruzadas  

‘Desde el día en que saqué a mi pueblo Israel de Egipto no he elegido ninguna ciudad de las tribus de Israel como lugar para construir un Templo en mi honor. Pero he elegido a David como rey de mi pueblo Israel’.

El profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: “Pon tu capa en tu cinturón, toma este frasco de aceite de oliva y ve a Ramot de Galaad.

toma el frasco de aceite de oliva y viértelo sobre su cabeza. Dile: ‘Esto es lo que dice el Señor: te unjo como rey de Israel’. Luego abre la puerta y sal corriendo. No te quedes esperando”.

Jehú se levantó y entró, donde el joven profeta le echó el aceite de oliva en la cabeza y le anunció: “Esto es lo que dice el Señor, el Dios de Israel: ‘Te unjo como rey del pueblo del Señor, Israel.

Todos los ancianos de Israel acudieron ante el rey en Hebrón, y David hizo un acuerdo solemne con ellos ante el Señor. Allí ungieron a David como rey de Israel, tal como el Señor lo había prometido por medio de Samuel.

“Sin embargo, el Señor, el Dios de Israel, me eligió de entre toda la familia de mi padre para ser rey de Israel para siempre. Porque eligió a Judá como tribu principal, y de entre las familias de Judá eligió a la familia de mi padre. De entre los hijos de mi padre se complació en elegirme rey de todo Israel.

Del tronco de Isaí saldrá un brote, y de sus raíces una rama que dará fruto.

En ese momento la raíz de Isaí se erigirá como un estandarte para las naciones. Los extranjeros vendrán a él, y el lugar donde vive será glorioso.

Mira cómo lo hice testigo de los pueblos, líder y comandante para ellos.

Jeremías, no ores por este pueblo. No clames por ayuda ni ofrezcas una oración en su favor, porque no los escucharé cuando clamen a mí en el momento de su angustia.

El Señor me dijo: Aunque Moisés y Samuel estuvieran delante de mí suplicándome en nombre de este pueblo, no me darían lástima. Envíalos lejos de mí. Haz que se vayan.

Son identificados como plata impura que hay que rechazar, porque el Señor los ha rechazado.

Tú, Jeremías, no debes orar por esta gente. No me clames en oración por ellos, no me ruegues en su favor, porque no te escucharé.

“Estos son los dos que han sido ungidos y que están junto al Señor de toda la tierra”, respondió.

Y otra vez, Isaías dice: “El descendiente de Isaí vendrá a gobernar las naciones, y los extranjeros pondrán su esperanza en él”.

¿Qué otro ejemplo podría mostrarles? El tiempo no me alcanza para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté; o sobre David, Samuel y los profetas.

Si ves a tu hermano en la fe cometiendo un pecado que no es mortal, debes orar y Dios le otorgará vida al que ha pecado. (Pero no por un pecado mortal. Porque hay un pecado que es mortal, y no quiero decir que la gente deba orar por eso.

Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl, y lo besó diciendo: “El Señor te ha ungido como gobernante de su pueblo elegido.

“Lamento haber hecho rey a Saúl, porque ha dejado de seguirme y no ha hecho lo que le ordené”. Samuel se molestó y clamó al Señor durante toda la noche.

La rebelión es tan mala como la brujería, y la arrogancia es tan mala como el pecado de la idolatría. Porque has rechazado los mandatos del Señor, él te ha rechazado como rey”.

Pero Samuel le dijo: “No voy a volver contigo. Has rechazado las órdenes del Señor, y el Señor te ha rechazado como rey de Israel”.

Hasta el día de su muerte, Samuel no volvió a visitar a Saúl. Samuel se lamentó por Saúl, y el Señor se arrepintió de haber hecho a Saúl rey de Israel.

Los siervos de Saúl le dijeron: “Sin duda es un espíritu maligno de Dios el que te atormenta.

Así, cada vez que el espíritu de Dios se apoderaba de Saúl, David tomaba su arpa y tocaba, y Saúl se aliviaba y se sentía mejor, y el espíritu maligno lo dejaba.

David era uno de los hijos de Isaí, un efrateo de Belén de Judá que tenía ocho hijos. En la época en que Saúl era rey, Isaí era muy viejo.

“Mañana a esta hora te voy a enviar un hombre de la tierra de Benjamín. Nómbralo como gobernante de mi pueblo Israel, y él los rescatará de los filisteos. He visto lo que le pasa a mi pueblo y he escuchado su ruego de ayuda”.




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