Presentó al rey ciento veinte talentos de oro, enormes cantidades de especias y piedras preciosas. Nunca había habido especias como las que la reina de Sabale regaló al rey Salomón.
Todas las copas del rey Salomón eran de oro, y todos los utensilios del Palacio del Bosque del Líbano eran de oro puro. No se usó plata, porque no era valorada en los días de Salomón.
¿No debería yo estar preocupado por la gran ciudad de Nínive, donde habitan ciento veinte mil personas que no saben dónde está su derecha y dónde está su izquierda, sin mencionar a los animales?”