Así que asegúrense de estar completamente comprometidos con el Señor, nuestro Dios, tal como lo están hoy, y sean diligentes en seguir sus estatutos y cumplir sus mandamientos”.
Cuando Salomón envejeció, sus esposas lo llevaron a seguir a otros dioses, y no se comprometió de todo corazón con el Señor como lo había hecho su padre David.
Abías cometió todos los pecados que su padre había cometido antes que él. No estaba totalmente dedicado al Señor su Dios como lo había estado su antepasado David.
“Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre. Sírvele con total dedicación y con una mente dispuesta, porque el Señor examina cada motivación y entiende la intención de cada pensamiento. Si lo buscas, lo encontrarás; pero si lo abandonas, te rechazará para siempre.
“¿Has prestado atención a Job, mi siervo?” le peguntó el Señor. “No hay nadie como él en la tierra, un hombre íntegro que hace lo correcto, que respeta a Dios y evita el mal”.
Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que contamina nuestro cuerpo y espíritu, procurando la santidad que nace de la reverencia a Dios.