“Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre. Sírvele con total dedicación y con una mente dispuesta, porque el Señor examina cada motivación y entiende la intención de cada pensamiento. Si lo buscas, lo encontrarás; pero si lo abandonas, te rechazará para siempre.
¡No tengan miedo, porque yo estoy con ustedes! No tengan miedo, porque yo, su Dios, los haré fuertes, y ciertamente los ayudaré. Los apoyaré con mi mano fuerte, actuando a favor de lo que es justo.
Entonces los abandonaré y me alejaré de ellos, por lo tanto serán destruidos, y experimentarán muchos desastres y problemas. “En ese momento dirán: ‘¡Estamos sufriendo estos desastres porque nuestro Dios nos ha abandonado!’
No te olvides lo que te dije: ¡Sé fuerte! ¡Sé valiente! ¡No tengas miedo! ¡No te desanimes! Porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”.