Porque los apartaste de todas las naciones del mundo como un pueblo que te pertenece, tal como lo declaraste por medio de tu siervo Moisés cuando sacaste a nuestros padres de Egipto”.
Yo hice este acuerdo con sus antepasados cuando los saqué de Egipto, del horno de hierro, diciendo: “Obedézcanme y hagan todo lo que les ordeno, y serán mi pueblo y yo seré su Dios”.
El Dios de Jacob no es como esos ídolos, pues es el creador de todo, incluso de su propio pueblo, que es especial para él. El Señor Todopoderoso es su nombre.
Nabucodonosor se dirigió a la puerta del horno de fuego ardiente. “¡Sadrac, Mesac y Abednego, siervos del Dios Altísimo, salid! Venid aquí!”, gritó. Y Sadrac, Mesac y Abednego salieron del fuego.