Sin embargo, el dinero recaudado para el Templo del Señor no se utilizaba para fabricar jofainas de plata, adornos para lámparas, cuencos, trompetas o cualquier otro artículo de oro o plata para el Templo del Señor.
Nabucodonosor tomó todos los tesoros del Templo del Señor y del palacio real, y cortó todos los objetos de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho para el Templo del Señor, como el Señor había dicho que sucedería.
Dentro del pórtico de la puerta había dos mesas a ambos lados, donde se sacrificaban los animales para los holocaustos, las ofrendas por el pecado y las ofrendas por la culpa.
También había cuatro mesas de piedra tallada para el holocausto. Cada una medía un codo y medio de largo, un codo y medio de ancho y un codo de alto. Sobre estas mesas se colocaban los utensilios para sacrificar los holocaustos y los demás sacrificios.
Allí había un altar de madera de tres codos de alto y dos de largo. Todo él -sus esquinas, su base y sus lados- era de madera. El hombre me dijo: “Esta es la mesa que está delante del Señor”.
Él entró a la casa de Dios, y allí él y sus hombres comieron del pan sagrado que no debían comer pues este pan estaba reservado solo para los sacerdotes.
No pueden beber la copa del Señor y también la copa de los demonios; así como no pueden comer en la mesa del Señor y también en la mesa de los demonios.