Tanto los paneles laterales como los postes estaban decorados con leones, bueyes y querubines. Encima y debajo de los leones y los bueyes había guirnaldas decorativas.
Después de sacarlos del jardín, el Señor puso al oriente del jardín ángeles y una espada que daba su resplandor en todas las direcciones. Esto con el fin de que no pudieran acceder al árbol de la vida.
Hizo colocar los querubines dentro del santuario interior del Templo. Como sus alas estaban completamente extendidas, un ala del primer querubín tocaba una pared, un ala del segundo querubín tocaba la otra pared, y en el centro del Templo sus alas se tocaban.
La fuente de metal se apoyaba en doce bueyes de metal. Tres miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este. La fuente de metal estaba colocada sobre ellos, con las espaldas hacia el centro.
Y cada carro tenía cuatro ruedas de bronce con ejes de bronce. Un lavamanos descansaba sobre cuatro soportes que tenían coronas decorativas a cada lado.
Este era el aspecto de sus rostros. Tenían un rostro humano al frente, un rostro de león a la derecha, un rostro de toro a la izquierda, y por último un rostro de águila.
ustedes también se convierten en piedras vivas, edificadas en una casa espiritual. Ustedes son sacerdocio santo que ofrece sacrificios espirituales y que Dios recibe con agrado por medio de Jesucristo.
Entonces uno de los ancianos me habló y me dijo: “No llores. El León de la tribu de Judá, el Descendiente de David, ha ganado la batalla y puede abrir el rollo y sus siete sellos”.